jueves, 31 de mayo de 2007

NOSOTROS SOMOS LOS ZÍNGAROS

Cuando era joven nos llamaban los halcones
y teníamos acciones en empresas destinadas a triunfar.

En una noche destruimos una torre
y perdimos cien aviones
en misiones de dramático final.

¿Adónde fueron a parar tantas razones?,
se preguntan los balcones y terrazas
que dominan la ciudad.

Un carcelero me mantiene en este tiempo,
atesoro los recuerdos
de mi añorado paraíso fiscal.

Y mientras va pasando el tiempo otro día mas...
Y mientras va pasando el tiempo otro día mas...
otro día más...

Hay hombres algunos años más tristes que yo



Anocheció en mi refugio,
me metí en el viejo café,
vi a un hombre agitando su mano
para que me acercara a él.

Murmuró: "Yo fui una vez
fuerte como el sol."
Yo pensé: "Debe ser
quince años más triste que yo,
quince años más triste que yo."

Y antes de hundir la cara en su vino
añadió con solemnidad:
"Ahora soy más débil
que el más pálido color celestial."

"Brindo por la Santa Ley",
dijo alzando la voz.
Yo pensé: "Tiene que ser
veinte años más triste que yo
o treinta años más triste que yo."

Puede ser que el horror pase a tu lado,
pero no, chico, no, ni aun así lo reconocerías.

Y hablan con tal nitidez,
quita o pon alguna tos,
de hambre, amor, dolor y de sed
que piensas por lo roto de su voz:
"Hay hombres muchos años más tristes que yo,
hombres muchos años más tristes que yo."