sábado, 7 de abril de 2007

ESTRELLAS Y PLANETAS


No importa ya si no estás aquí

Si tus átomos están en otro lado

Lejos de mí, cerca de mí, sin que ya si me has olvidado
Quiero tenerte y no puede ser,

Quiero comprarte y no estás a la venta ni en alquiler

Las estrellas no se apagarán, los planetas no se detendrán
Como verás nuestra situación no es para tirar cohetes,

ni sí ni no,

ni que sé yo, así que ten cuidado con quién te metes
Quiero tenerte....

1 comentario:

Cris... dijo...

Me asustó un poco ver lo de planetas en el título, ya me creía yo que iba a ser una canción cruel y despiadad :-P Yo te quiero por Reyes... Ojalá aparecieras en mi habitación con un lazo un poco antes, pero como muy tarde, en Reyes eh! A quién tengo que darle besitos para que se haga realidad? A ti o a Melchor? :* Esa idea de vernos como un conjunto de átomos me recuerda algo que nos contó una profesora-monja algo alternativa (si es que 30 años de castidad no son sanos para nadie)
Un besito! Mira qué bonito esto:

Llámame insistencia
Llevaba un día gris en la expresión intensa de la cara. Pero no era un lunes, sino una honda y acerada pena. Entonces la miré y le dije:

-Tienes los ojos tremendamente claros, tanto que se ve la lejanía en la que habitas. Pero tú te muestras oscura como las tormentas del atardecer y tu frente está llena de tribulación ¿Dónde quedan los brillos contagiosos de la luz, los alargados labios de la risa, los brotes alegres del deseo que se ofrecían ingrávidos a la primavera, la ternura de los sueños aterciopelados en el silencio nocturno de las almohadas? ¿Dónde está la voz que promovía canciones de felicidad allí donde reinaba el desconsuelo y la tristeza? ¿Puedo contemplarte con los ojos de la interrogación, entreabriendo los labios para que adquieran realidad las intuiciones? Y si es así, dime: ¿puedo llamarte noche interminable, velo pertinaz y declaradamente opaco? ¿Puedo llamarte venda, apagón, eclipse, fotografía del subsuelo…? O, más sencillamente: ¿puedo llamarte sombra?

-No, llámame tan sólo contraluz. O, si así lo prefieres, parpadeo.

-¿Puedo llamarte llanto prolongado, lágrima profunda y permanente?

-No, llámame lluvia del corazón, llámame pena transitoria y deseo insatisfecho, llámame agua condolida o atribulada...

-¿Puedo llamarte hoyo, desolación, piedra enterrada en el desierto?

-Jamás, llámame esperanza que muere y resucita, llámame terquedad innumerable e ilusoria, llámame herida que no cura... Pero llámame, sobre todo, persistencia. Porque yo estaré de pie después de que los vértigos se hayan estrellado en los precipicios, después de que las brisas hayan despejado los nubarrones.

-¿Hasta quedarte sola?

-No, hasta alcanzar la plenitud o nube donde viven, insobornados, los rebeldes.

(Mariano Estrada)